Fondo
En el siglo VII, una yihad musulmana se habÃa extendido desde Arabia hacia el mundo mediterráneo, conquistando casi la mitad del mundo cristiano, incluyendo la ciudad santa de Jerusalén. Los primeros gobernantes musulmanes de este vasto imperio eran relativamente tolerantes del cristianismo y el judaÃsmo, en parte se debÃa a que los primeros musulmanes fueron pueblos del desierto con poco conocimiento de la gestión de los grandes centros urbanos y necesitaban la experiencia técnica de sus súbditos cristianos y judÃos para la gestión de sus ciudades. Además, los musulmanes reconocieron que los peregrinos cristianos a la Ciudad Santa de Jerusalén trajeron mucha riqueza a la zona.
Entre los siglos VII y IX, el mundo cristiano era comparativamente débil e incapaz de recuperar los territorios perdidos a los musulmanes. Sin embargo, en el siglo X, los cristianos empezaron a recuperarse y recapturar esas tierras. Las primeras áreas en ser reconquistadas fueron las islas del Mediterráneo, debido a la superioridad del mundo cristiano en la tecnologÃa y experiencia naval. Chipre y Creta fueron recapturadas por los bizantinos en el siglo X, y las islas del Mediterráneo occidental: Sicilia, Cerdeña y Córcega fueron reconquistadas por otros cristianos en el siglo XI. Al mismo tiempo, la reconquista cristiana de España comenzó a ganar impulso.
En este momento, los turcos selyúcidas, un pueblo que se habÃa originado en el Asia central y migró hacia el medio oriente, adoptando la fe islámica, comenzó a conquistar gran parte del Cercano Oriente. Los turcos selyúcidas conquistaron una gran parte de Anatolia de los bizantinos y Siria, Palestina y Jerusalén de los árabes. Los turcos selyúcidas eran menos tolerantes con el cristianismo al igual que los primeros gobernantes musulmanes habÃan sido. En 1095, el emperador bizantino Alejo I escribió una carta al Papa Urbano II en Roma, solicitando el apoyo militar de Europa occidental contra la nueva amenaza musulmana: los turcos selyúcidas. En su carta, Alejo I describió en detalles gráficos cómo los turcos selyúcidas estaban torturando a los peregrinos cristianos en Jerusalén. El Papa Urbano II respondió a la carta haciendo un llamamiento a los reyes y caballeros cristianos en toda Europa, pidiendo una cruzada religiosa para liberar la Tierra Santa de los turcos, empezando una lucha de 200 años, conocida hoy en dÃa como las Cruzadas.
La Primera y la Segunda Cruzada
Durante la Primera Cruzada, los cristianos capturaron a Jerusalén con éxito después de un largo asedio. (ver mapa 1) Algunos de los musulmanes y los judÃos de la ciudad fueron masacrados, aunque las fuentes no están de acuerdo sobre exactamente cuántos murieron. Cabe señalar que la masacre de los habitantes de una ciudad que se negó a entregar era una práctica común en esta época.
Los territorios conquistados de la Primera Cruzada se dividieron en una serie de Estados Cruzados a lo largo de la costa de Levante: el condado de Edesa, el principado de AntioquÃa, el condado de TrÃpoli, y lo más importante, el reino de Jerusalén (ver mapa 2 ). Sin embargo, pronto se enteraron de que la parte más dura de las cruzadas no fue capturar el territorio en primer lugar, sino defenderlo contra un enemigo paciente en una tierra desconocida. El primero de los Estados Cruzados en ser retomado por las fuerzas musulmanas fue el condado de Edesa, que fue invadido por los turcos selyúcidas en 1144, lo que provocó una segunda cruzada, cuyo objetivo era capturar la capital selyúcida de Damasco. (ver mapa 3) La Segunda Cruzada fracasó en este objetivo primordial, pero por lo menos parecÃa que los turcos fueron incapaces de capturar los demás Estados Cruzados.
La Recuperación Musulmana de Jerusalén bajo Saladino
En 1169, Saladino, un general kurdo en el ejército selyúcido tomó el control de Egipto. Saladino era un astuto táctico militar. En una serie de campañas fue capaz de derrotar a su antiguo empleador, los turcos selyúcidas, y tomar el control de lo que quedaba de los territorios selyúcidos en el cercano oriente, fundando una nueva dinastÃa ayubÃ. Los reinos cruzados estaban ahora completamente rodeados por un solo imperio musulmán gobernado por Saladino. En 1187, Saladino comenzó una guerra contra los estados cruzados, venciéndoles en la batalla de Hattin, y recuperando a Jerusalén y gran parte del territorio de los cruzados. Sólo un número de castillos y ciudades costeras bien fortificadas (Tiro, TrÃpoli y AntioquÃa) fueron capaces de resistir a Saladino. (ver mapa 4)
La noticia de la pérdida de Jerusalén de regreso en Europa pedirÃa la convocatoria de una Tercera Cruzada. El rey Ricardo Corazón de León de Inglaterra, Felipe II de Francia, y Frederico I Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico respondieron a la llamada. Frederico I fue el primero en salir, optó por la ruta terrestre a través de Anatolia y tuvo algunos éxitos militares a lo largo del camino. Sin embargo, mientras cruzaba el rÃo Saléph se cayó de su caballo y murió, sus fuerzas estaban ahora sin lÃder y la mayorÃa regresaron a Alemania, sólo un puñado continuó a AntioquÃa. Las fuerzas de Francia e Inglaterra llegaron por mar, primero tomaron el control de Chipre del gobernador bizantino, que se habÃa rebelado contra el Imperio Bizantino. Después aterrizaron en el Levante, ascendiendo a la cuidad de Acre con éxito y luego derrotaron a las fuerzas de Saladino en la batalla de Arsuf. (Ver mapa 5) Las fuerzas cristianas celebraron su parte superior, sin embargo, en las negociaciones de paz con Saladino, Ricardo Corazón de León decidió no exigir la entrega de la propia Jerusalén sino en lugar, insistió que los musulmanes dieran a todos los peregrinos cristianos el acceso sin trabas a la ciudad. Ricardo se dio cuenta de que una Jerusalén cristiana nunca estarÃa a salvo de futuras represalias musulmanas. Su plan era para los cristianos a concentrarse en el control de las ciudades portuarias en la costa de la Tierra Santa que fácilmente podrÃan volver a ser suministrados por el mar, debido a la superior potencia naval de las fuerzas cristianas. Partiendo de estas bases costeras, los cristianos podrÃan asegurar que los peregrinos cristianos podÃan acceder a la ciudad de Jerusalén con relativa facilidad. (ver mapa 6)
Las Cruzadas contra Egipto
El objetivo de las cruzadas posteriores no era Jerusalén sino Egipto. Egipto era en que la amenaza a Jerusalén realmente quedó, los cruzados pensaron que si lograron aplastar las fuerzas de Egipto una vez por todas, serÃa mucho más fácil mantener a Jerusalén. Entonces una cuarta cruzada con la meta de conquistar a Egipto fue planeada, pero nunca llegó a realizarse debido a luchas internas entre los cruzados europeos occidentales y un nuevo emperador bizantino que habÃa acordado originalmente a financiar la cruzada, pero luego se retractó del acuerdo. La Quinta y la Séptima Cruzadas tuvieron éxito en tomar el puerto egipcio de Damieta, pero luego se empantanaron frente a las enfermedades y las deserciones antes de llegar a la capital egipcia del Cairo. (Ver mapa 7) La Sexta Cruzada no involucró ninguna lucha real. En lugar, el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Frederico II fue capaz de negociar con los egipcios a ceder Jerusalén y firmar la paz a 10 años. Una vez que los 10 años se pasaron, Jerusalén cayó a una fuerza musulmana casi de inmediato.
La Alianza Franco-Mongola
A mediados del siglo 13, el medio oriente se vio sacudido por una oleada de invasiones de los mongoles del Asia central. Los estados cruzados vieron las invasiones de los mongoles como una oportunidad para derrotar a los musulmanes una vez por todas. Entraron en diversas alianzas con los invasores mongoles, conocidos colectivamente como la Alianza Franco-Mongola. Algunos de los gobernantes mongoles se habÃan convertido al cristianismo y veÃan a los musulmanes como un enemigo común. Hulagu Kan, el nieto de Gengis Kan, conquistó a Bagdad en 1258, y después barrió hasta Siria, conquistando a Damasco y Alepo, con la asistencia de algunos de los estados cruzados cristianos. Sin embargo, finalmente los cruzados empezaron a ver los mongoles como una amenaza y terminaron su alianza, incluso permitieron a los egipcios a pasar a través de su territorio para responder a las hordas mongoles en la Batalla de Ain Jalut en 1260, donde Hulagu fue derrotado. (Ver mapa 7)
El Fin
Una vez que la amenaza de los mongoles fue superada, los egipcios tomaron su atención a librar al oriente próximo de los cruzados de una vez por todas. Liderados por Baibars, los egipcios participaron en una campaña implacable en los territorios de los cruzados. En numerosas ocasiones, Baibars prometió a los defensores de las ciudades y castillos que serÃan salvados después de la entrega, sólo para ser asesinados o esclavizados cuando se abrieron las puertas de la ciudad, algunas ciudades fueron completamente destruidas. (Ver mapa 7) Cuando Baibars capturó la ciudad de AntioquÃa en 1268, masacró a 17.000 cristianos. Algunas ciudades y castillos fueron demasiados fortificados para capturar fácilmente y su ubicación en la costa significaba que pueden ser abastecidas fácilmente desde el mar. Sin embargo, los europeos comenzaron a perder interés en el difÃcil objetivo de recuperar la Tierra Santa y el apoyo popular para el pago de los impuestos necesarios para sostener estos últimos bastiones de los cruzados se redujo rápidamente. Uno por uno, las últimas ciudades cristianas fueron tomadas por las fuerzas musulmanas. Sidón, Tiro y Acre fueron las tres últimas ciudades a callerse en 1291 dC. Jerusalén quedarÃa bajo el dominio musulmán hasta que cayó bajo el mandato británico en el siglo XX.
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